
En ti descansa mi fuerza. En ti encuentro paz. En ti y para ti vivo. ¿Quién soy yo sin ti?
Solo soy una oveja ciega caminando en la oscuridad. Solo soy piel y huesos corriendo en completa locura en angustia.
El Señor de los cielos me ha bendecido a todo color para que muchos lo vean y escuchen. El final del viaje, mis amigos, ahora está muy cerca.
Nada me hará vivir con miedo. Estoy siendo sincero y caballero hoy como ayer.
Espero dejarte sin aliento como dos guisantes en una vaina. Respira una y otra vez, y otra vez … otra vez. Ni siquiera soy tan extraño hoy.
Yo digo…
La respuesta a todo en esta vida fue, ha sido y siempre será, Nuestro Señor … Nuestro Dios. ¿Quiénes somos sin él?